CIFRAS DE NEGOCIO RESENTIDAS, CONFIANZA EN EL FUTURO
Tras una década luchando por recuperar el terreno perdido debido a la gran crisis económica de 2008, el sector de elevación y transporte vertical alcanzaba la consolidación de su crecimiento en 2018, una tendencia que, aunque lenta, ya fue constante hasta el primer trimestre de 2020, cuando la pandemia por Covid-19 irrumpió en la vida de todos, para cambiarla irremediablemente. Pese a las dificultades, las empresas fabricantes, instaladoras y mantenedoras de aparatos elevadores y sus componentes han realizado un imponente esfuerzo de adaptación a las nuevas circunstancias, manteniendo a la vez intacta su vocación de servicio. Más allá de las cifras de facturación, que se verán previsiblemente afectadas, tienen claro que la rueda no puede parar de girar: estamos inmersos en un cambio de paradigma que va a implicar un nuevo mercado y una nueva demanda, que la Covid-19 simplemente ha adelantado, y donde el ascensor debe jugar un papel activo.
El impacto de la crisis sanitaria, social y económica provocada por el Covid-19 ha perjudicado la tendencia ascendente del volumen de negocio asociado a la construcción, sin ser éste uno de los sectores más golpeados por las graves consecuencias de la pandemia. Según el último informe Euroconstruct, en las obras españolas se ha operado con unas limitaciones superiores a las de otros países europeos, lo cual explica que la caída de producción que se espera para 2020 (-15%) también sea superior a la media. Se confía en que parte de la obra no ejecutada en 2020 se acabará ejecutando en 2021, con lo que el rebote de la producción (+6%) sí será comparable al del resto de países, pero en cambio, tras haber agotado ese paquetede proyectos atrasados, la proyección para 2022 se vuelve mucho más moderada (+2,5%). En consecuencia, la producción al cierre de 2022 todavía será un 7,6% inferior a la de 2019, de modo que recuperar los niveles de 2019 sigue siendo un objetivo al alcance, pero necesitará un plazo más largo que el periodo de previsión contemplado en el mencionado informe.
(…) Tras la gran crisis de 2008, en la que el sector se vio, como prácticamente todos, gravemente afectado debido a la brusca caída de un altísimo porcentaje de la construcción de viviendas, hoteles y oficinas y, con ello la reducción de la producción de ascensores, escaleras y andenes en los centros productivos, “la total recuperación se alcanzó a partir de 2017”, como recuerda Francisco González, director general de la Federación Empresarial Española de Ascensores (Feeda): “Hemos estado tres años en una situación más acorde con lo que ha sido siempre nuestro sector y, hasta 2019, el crecimiento fue constante, aunque reducido. Hasta el primer trimestre de 2020, íbamos por el buen camino. La construcción volvió a tener un ritmo de crecimiento, la economía fue recuperándose y comenzamos a tener cifras de negocio como las que teníamos antes de la burbuja, recuperando la producción industrial y de montajes de nuevas instalaciones”, explica González.
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