- La crisis eléctrica vivida el lunes 28 de abril en España, que provocó un apagón generalizado, tuvo un efecto inmediato y especialmente crítico en el sector de los ascensores.
- En una entrevista emitida por Radio Nacional de España (RNE), José Carlos Frechilla, director de la Federación Empresarial Española de Ascensores (FEEDA), compartió la magnitud de lo ocurrido y detalló la respuesta urgente desplegada por las empresas del sector.
Durante su intervención en el programa La Cresta de la Onda, Frechilla explicó que el apagón se tradujo en una oleada de entre 5.000 y 10.000 atrapamientos en ascensores de todo el país. Alrededor de 2.000 de estos casos fueron gestionados directamente por servicios de emergencia como bomberos, mientras que el resto fue atendido por técnicos de las propias empresas de mantenimiento.
Uno de los principales retos fue la doble interrupción, no solo del suministro eléctrico, sino también de las comunicaciones. Muchos de los sistemas de aviso bidireccional instalados en los ascensores quedaron inoperativos debido a la caída simultánea de servicios de telefonía e Internet. Esta situación dejó a miles de usuarios sin posibilidad de comunicarse con los servicios de las empresas desde el interior de las cabinas, si no tan solo, pulsar el timbre de alarma para que alguien le oiga desde el exterior
«Los propios técnicos, por iniciativa propia, acudieron a sus zonas de mantenimiento y fueron portal por portal preguntando si había personas atrapadas. Gracias a esa acción directa se lograron liberar muchas cabinas«, señaló Frechilla, destacando la respuesta humana y comprometida de los profesionales del sector.
La entrevista también puso en valor el papel estratégico de los ascensores en infraestructuras críticas como hospitales o aeropuertos. En muchos de estos entornos, el impacto fue menor gracias a la presencia de técnicos in situ y a la existencia de sistemas de alimentación energética autónoma. No obstante, Frechilla subrayó que incluso en estos casos, las labores de rescate y supervisión se activaron de inmediato.
Consultado por las recomendaciones a los usuarios ante una situación de atrapamiento, el director de FEEDA fue claro: «Lo más importante es lo más obvio, pero lo más difícil, mantener la calma y no intentar salir por medios propios. Los ascensores no se caen. Tienen ventilación suficiente. Hay que esperar a que lleguen los profesionales cualificados».
En cuanto al protocolo técnico de rescate, detalló que cada caso depende de múltiples variables: el tipo de ascensor, su antigüedad, el sistema de tracción o el estado de la carga. En ausencia de sistemas SAI (alimentación ininterrumpida), el procedimiento implica asegurar la cabina, desbloquear el motor, desplazarla manualmente y finalmente liberar a los ocupantes con herramientas específicas y bajo estrictas condiciones de seguridad.
La entrevista concluyó con un reconocimiento al trabajo de los técnicos de mantenimiento, cuyo papel fue crucial para evitar consecuencias más graves y garantizar una atención inmediata incluso en un contexto completamente excepcional.
